La discriminación
Cada
vez que se discrimina un ser humano en realidad su principal razón es
porque es diferente; color, altura, estrato socieconomico,
discapacitado, etc, pero cuando hacen esto no se ponen en los pantalones
de las personas que están siendo discriminadas no piensan que igual que
ellos son personas que sienten, lloran, sienten dolor.
Tal
ves la discriminación en cualquiera de sus formas no llegue a
desaparecer nunca, pero es realmente importante que las personas sigan
creando conciencia de ética en los demás seres humanos tanto en su vida
personal como en su entorno ya sea en el trabajo, en la universidad, en
el restaurante y en miles de sitios que día a día se ven esta
clase de fenómeno social, porque aunque todos y cada uno de nosotros
somos diferentes, somo seres humanos.
La
lucha contra la discriminación es parte constitutiva de la igualdad de
trato que nos debemos unos a otros. Lo es tanto que la misma palabra
designa la desigualdad injusta que presuponemos tras ella, sin reparar
en que, en origen, se trata de un término meramente descriptivo.
Discriminar es distinguir sin más, diferenciar una cosa de otra. Pero la
costumbre de vincular el vocablo a la opresión y la humillación que
sufren determinados colectivos lo ha convertido en la expresión misma de
la denuncia y la inmoralidad. En nuestro vocabulario moral y político,
la discriminación consiste en proferir un trato excluyente a individuos o
colectivos por motivos racistas, sexistas, clasistas, culturales... Sin
embargo, es obvio que si bien hay discriminaciones injustas o
inmorales, otras claramente no lo son. Si uno siente un atractivo sexual
preferente por personas de su misma etnia, escoge a los amigos por
afinidad cultural o de costumbres, selecciona a una ginecóloga porque
prefiere confiar la intimidad a una persona de su mismo sexo, favorece a
una hija en el negocio familiar, o rechaza a negros y asiáticos para
interpretar el papel de Napoleón en una película, no pensamos que se
trate necesariamente de una discriminación inmoral.
Sin
embargo, se han hecho esfuerzos para parar la discriminación [cita
requerida] y asegurarle a estos grupos el respeto a sus derechos a
través del mismo ejercicio del derecho. Un ejemplo de esto fueron las
reformas jurídicas de la década de los 70, en las que se operó de forma
tal que sirvieran de "obstáculos contra la discriminación" (expresión
tomada del libro Emancipación social y violencia en Colombia, escrito
por Rodrigo Uprimny y Mauricio García Villegas). En el caso colombiano
podemos ver cómo la Corte Constitucional ha tenido un papel protagónico a
través de sus decisiones, permitiendo que algunos de los grupos antes
discriminados obtengan ahora representación y el respeto de sus derechos
fundamentales (ejemplos de esto son los indígenas, los sindicatos y los
homosexuales, entre otros muchos).
Estos esfuerzos no deben cesar, pues todos hacemos parte de una sola
sociedad, de una sola comunidad en la que es necesario aprender, a fin
de tener una convivencia saludable y pacífica, a entender y aceptar las
diferencias generadas por la multiplicidad cultural que existe (véase
multiculturalidad). Es fácil para cualquier miembro de la sociedad
(cualquiera que sea el sector al que pertenezca) desinvolucrarse del
asunto de la discriminación, sobre todo cuando no le afecta
directamente; es más difícil, en cambio, involucrarse en la lucha contra
la discriminación cuando esta lucha nace de un despertar de la
conciencia, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
Orígenes de la discriminación
El mayor
desarrollo de la formulación de terminologías y estructuras ideológicas
del concepto de raza toma lugar entre los siglos XVI y XVIII, que
comprenden fases de descubrimiento, conquista y colonización de América
por parte de las naciones europeas. En esa época, el
colonialismo se convierte en la fuente principal de la
formulación de ideas sobre las discriminaciones raciales.
Esta es la misma percepción de la superioridad racial europea en
contra de una supuesta inferioridad y salvajismo de los nativos de
América. Así se inician los procesos históricos y sociales de
construcción de imágenes culturales discriminatorias entre conquistados y
conquistadores (Said 1993 en Hopenhayn & Bello 2001).
Es necesario
comprender que raza y etnicidad son conceptos básicos que a
través de la historia han correspondido a diversos significados y
contextos que no es posible entender a la simple la luz de
la utilización actual, debido a que como antecedente existe un
aspecto histórico, un proceso por el cual se convierten
construcciones de comportamiento y niveles sociales que se desdoblan
en distintos conceptos y atributos según las distintas épocas
históricas, culturas y sociedades (Wade 1997 en Bello & Rangel
2000).
Wade (1997 en
Bello & Rangel 2000) establece que los detalles que
explican los significados socio/culturales de raza y etnia se
ubican en el complejo desarrollo histórico de las ideas y
pueden ser entendidas utilizando como referencia a los diversos
contextos sociales, culturales y políticos en el que toman lugar. Sobre
esto, Wade señala la existencia de tres períodos históricos y
contextos sociales de formulación del concepto de “raza”. Un
primer período, el autor lo denomina la etapa de naturalización
de las diferencias; un segundo período lo denomina la era del
racismo científico, y el tercer período la etapa de construcción social
de la raza.
Tipos de discriminación
Los tipos mas frecuentes de discriminación:
a) Discriminación racial o étnica: tiene lugar cuando una persona,
o grupo humano, es tratada como inferior por su pertenencia a una determinada
raza o etnia. Así ha ocurrido históricamente con los indios americanos, los judíos,
los gitanos, los negros, etc
b) Discriminación religiosa: se da cuando una persona, o grupo de personas,
recibe un trato desfavorable por no practicar la creencia religiosa mayoritaria de
la sociedad en la que vive o por no profesar creencia alguna.
c) Discriminación política: tiene lugar cuando algunas personas no pueden
expresar libremente sus convicciones políticas porque viven bajo el yugo de gobiernos
totalitarios o dictatoriales.
d) Discriminación sexual: se ha producido a lo largo de la historia debido a
que se consideraba que los varones eran superiores a las mujeres, de manera que ellas
quedaban relegadas al ámbito doméstico, pues se pensaba que no tenían capacidad intelectual
ni fuerza física suficiente para el trabajo
e) Discriminación de nivel cultural y económico: se produce cuando algunas
personas consideran a otras inferiores por no haber tenido acceso a la misma formación
o por no disfrutar de una buena situación económica.
f) Discriminación estética: se produce cuando una persona es tratada de forma
inferior porque su imagen personal no encaja con el ideal de belleza establecido en
la sociedad en la que vive
g) Discriminación por edad: tiene lugar cuando se trata con inferioridad o se
menosprecia a las personas que no tienen una determinada edad. Generalmente goza de mejor
consideración social la franja de edad en la que sus miembros están insertos en el mundo
laboral (aproximadamente 25-60 años)
h) Discriminación por discapacidad: se manifiesta cuando una persona es
menospreciada o infravalorada por sufrir algún tipo de discapacidad, bien sea física o
mental.
i) Discriminación por enfermedad: se produce cuando algunas personas son
tratadas con cierto recelo o desprecio por el hecho de estar enfermas
Comportamientos de los colombianos frente a la discriminación
A comparación
de Países desarrollados como Estados Unidos donde existe un historial
desde tiempos remotos por discriminación racial, se argumenta que en
Colombia no es tan evidente la existencia de la discriminación debido al
proceso de mestizaje que ocurrieron en los tiempos de la colonia, segun
los investigadores opinan que la discriminación tiene mas resultado en
el tema de diferencia de razas y que cuyas son resultado de exclusión
social ( o discriminación por pobreza).
Cifras racial según el espectador http://www.elespectador.com/noticias/nacional/cifras-de-discriminacion-racial-articulo-249153
¿Cuántos
colombianos son afrodescendientes? ¿Qué porcentaje de jueces, maestros,
concejales, celadores, gerentes, secretarias o policías son
afrocolombianos? ¿Cuántas personas negras están en la cárcel?
No existe
respuesta cierta a ninguna de estas preguntas elementales. La razón es
sencilla: ni el Estado ni el sector privado tienen datos confiables
sobre los afrocolombianos. Las encuestas esquivan esas preguntas, o
arrojan cifras tan diversas, que hay para todos los gustos. Y las
entidades públicas y las empresas siguen el ejemplo. “No tenemos esos
datos” o “aquí no distinguimos por color de piel” fueron las respuestas
casi invariables a las 174 peticiones de información que enviamos desde
el Observatorio de Discriminación Racial a entidades de todo el país.
Así que
cualquier esfuerzo por discutir seriamente la situación de los
afrocolombianos y la discriminación racial debe comenzar por los
interrogantes sobre los datos. ¿Por qué la población negra, tan notoria
en el imaginario popular, es invisible en las cifras? ¿Quién cuenta como
afrocolombiano? ¿Qué dicen los datos existentes? ¿Para qué sirve hacer
estas cuentas?
El mito de la igualdad racial
El vacío de
información no es simple olvido o negligencia. Más bien, es resultado de
la arraigada creencia de que en Colombia no hay distinciones raciales.
Según esta opinión generalizada, aquí todos nos mezclamos con todos en
una amalgama feliz, en un país sin racismo ni discriminación.
El problema es
que las escasas cifras disponibles, los casos judiciales y los
testimonios de personas y comunidades negras alrededor de Colombia
muestran una realidad muy distinta. Como se verá en los siguientes
informes del ODR y El Espectador, los afrocolombianos son la población
más golpeada por el desplazamiento forzado. Pasan más hambre y son más
pobres que los mestizos. Sus niños mueren a una tasa más alta y sus
viejos son menos viejos porque la esperanza de vida afro es menor que la
mestiza.
Ante esta
realidad, es claro que la negación de las diferencias raciales es parte
de un poderoso mito de la identidad colombiana. Como lo muestra el
historiador cartagenero Alfonso Múnera en su libro Fronteras imaginadas,
se trata del “viejo y exitoso mito de la nación mestiza, según el cual
Colombia ha sido siempre, desde finales del siglo XVIII, un país de
mestizos, cuya historia está exenta de conflictos y tensiones raciales”.
En el campo de
las cifras, el mito genera un círculo vicioso. “No tenemos datos sobre
la raza de nuestros empleados, porque eso violaría el derecho a la
igualdad”, respondían algunas entidades a nuestros derechos de petición.
Telepacífico negó la información con contundencia sociológica,
sentenciando que “el nuestro es un país multiétnico y donde las etnias
puras no existen”.
Ahí está el
redondo círculo. Como el mito del multiculturalismo igualitario niega de
plano las diferencias, no se recogen datos sobre ellas, lo que a la vez
impide probar que sí existen. Curiosa lógica la de un país que rehúsa
mirarse en el espejo.
Contra esta
sinrazón, la reciente tendencia internacional es recoger datos
étnico-raciales. A los países que ya lo hacían, como Brasil o Estados
Unidos, se suman ahora muchos latinoamericanos, como Argentina, Ecuador y
Panamá en sus censos de 2010.
Sin
embargo, se han hecho esfuerzos para parar la discriminación [cita
requerida] y asegurarle a estos grupos el respeto a sus derechos a
través del mismo ejercicio del derecho. Un ejemplo de esto fueron las
reformas jurídicas de la década de los 70, en las que se operó de forma
tal que sirvieran de "obstáculos contra la discriminación" (expresión
tomada del libro Emancipación social y violencia en Colombia, escrito
por Rodrigo Uprimny y Mauricio García Villegas). En el caso colombiano
podemos ver cómo la Corte Constitucional ha tenido un papel protagónico a
través de sus decisiones, permitiendo que algunos de los grupos antes
discriminados obtengan ahora representación y el respeto de sus derechos
fundamentales (ejemplos de esto son los indígenas, los sindicatos y los
homosexuales, entre otros muchos).
Estos esfuerzos no deben cesar, pues todos hacemos parte de una sola sociedad, de una sola comunidad en la que es necesario aprender, a fin de tener una convivencia saludable y pacífica, a entender y aceptar las diferencias generadas por la multiplicidad cultural que existe (véase multiculturalidad). Es fácil para cualquier miembro de la sociedad (cualquiera que sea el sector al que pertenezca) desinvolucrarse del asunto de la discriminación, sobre todo cuando no le afecta directamente; es más difícil, en cambio, involucrarse en la lucha contra la discriminación cuando esta lucha nace de un despertar de la conciencia, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
Orígenes de la discriminación
El mayor
desarrollo de la formulación de terminologías y estructuras ideológicas
del concepto de raza toma lugar entre los siglos XVI y XVIII, que
comprenden fases de descubrimiento, conquista y colonización de América
por parte de las naciones europeas. En esa época, el
colonialismo se convierte en la fuente principal de la
formulación de ideas sobre las discriminaciones raciales.
Esta es la misma percepción de la superioridad racial europea en
contra de una supuesta inferioridad y salvajismo de los nativos de
América. Así se inician los procesos históricos y sociales de
construcción de imágenes culturales discriminatorias entre conquistados y
conquistadores (Said 1993 en Hopenhayn & Bello 2001).
Es necesario
comprender que raza y etnicidad son conceptos básicos que a
través de la historia han correspondido a diversos significados y
contextos que no es posible entender a la simple la luz de
la utilización actual, debido a que como antecedente existe un
aspecto histórico, un proceso por el cual se convierten
construcciones de comportamiento y niveles sociales que se desdoblan
en distintos conceptos y atributos según las distintas épocas
históricas, culturas y sociedades (Wade 1997 en Bello & Rangel
2000).
Wade (1997 en
Bello & Rangel 2000) establece que los detalles que
explican los significados socio/culturales de raza y etnia se
ubican en el complejo desarrollo histórico de las ideas y
pueden ser entendidas utilizando como referencia a los diversos
contextos sociales, culturales y políticos en el que toman lugar. Sobre
esto, Wade señala la existencia de tres períodos históricos y
contextos sociales de formulación del concepto de “raza”. Un
primer período, el autor lo denomina la etapa de naturalización
de las diferencias; un segundo período lo denomina la era del
racismo científico, y el tercer período la etapa de construcción social
de la raza.
Tipos de discriminación
Los tipos mas frecuentes de discriminación:
a) Discriminación racial o étnica: tiene lugar cuando una persona,
o grupo humano, es tratada como inferior por su pertenencia a una determinada
raza o etnia. Así ha ocurrido históricamente con los indios americanos, los judíos,
los gitanos, los negros, etc
b) Discriminación religiosa: se da cuando una persona, o grupo de personas,
recibe un trato desfavorable por no practicar la creencia religiosa mayoritaria de
la sociedad en la que vive o por no profesar creencia alguna.
c) Discriminación política: tiene lugar cuando algunas personas no pueden
expresar libremente sus convicciones políticas porque viven bajo el yugo de gobiernos
totalitarios o dictatoriales.
d) Discriminación sexual: se ha producido a lo largo de la historia debido a
que se consideraba que los varones eran superiores a las mujeres, de manera que ellas
quedaban relegadas al ámbito doméstico, pues se pensaba que no tenían capacidad intelectual
ni fuerza física suficiente para el trabajo
e) Discriminación de nivel cultural y económico: se produce cuando algunas
personas consideran a otras inferiores por no haber tenido acceso a la misma formación
o por no disfrutar de una buena situación económica.
f) Discriminación estética: se produce cuando una persona es tratada de forma
inferior porque su imagen personal no encaja con el ideal de belleza establecido en
la sociedad en la que vive
g) Discriminación por edad: tiene lugar cuando se trata con inferioridad o se
menosprecia a las personas que no tienen una determinada edad. Generalmente goza de mejor
consideración social la franja de edad en la que sus miembros están insertos en el mundo
laboral (aproximadamente 25-60 años)
h) Discriminación por discapacidad: se manifiesta cuando una persona es
menospreciada o infravalorada por sufrir algún tipo de discapacidad, bien sea física o
mental.
i) Discriminación por enfermedad: se produce cuando algunas personas son
tratadas con cierto recelo o desprecio por el hecho de estar enfermas
Comportamientos de los colombianos frente a la discriminación
A comparación
de Países desarrollados como Estados Unidos donde existe un historial
desde tiempos remotos por discriminación racial, se argumenta que en
Colombia no es tan evidente la existencia de la discriminación debido al
proceso de mestizaje que ocurrieron en los tiempos de la colonia, segun
los investigadores opinan que la discriminación tiene mas resultado en
el tema de diferencia de razas y que cuyas son resultado de exclusión
social ( o discriminación por pobreza).
Cifras racial según el espectador http://www.elespectador.com/noticias/nacional/cifras-de-discriminacion-racial-articulo-249153
¿Cuántos
colombianos son afrodescendientes? ¿Qué porcentaje de jueces, maestros,
concejales, celadores, gerentes, secretarias o policías son
afrocolombianos? ¿Cuántas personas negras están en la cárcel?
No existe
respuesta cierta a ninguna de estas preguntas elementales. La razón es
sencilla: ni el Estado ni el sector privado tienen datos confiables
sobre los afrocolombianos. Las encuestas esquivan esas preguntas, o
arrojan cifras tan diversas, que hay para todos los gustos. Y las
entidades públicas y las empresas siguen el ejemplo. “No tenemos esos
datos” o “aquí no distinguimos por color de piel” fueron las respuestas
casi invariables a las 174 peticiones de información que enviamos desde
el Observatorio de Discriminación Racial a entidades de todo el país.
Así que
cualquier esfuerzo por discutir seriamente la situación de los
afrocolombianos y la discriminación racial debe comenzar por los
interrogantes sobre los datos. ¿Por qué la población negra, tan notoria
en el imaginario popular, es invisible en las cifras? ¿Quién cuenta como
afrocolombiano? ¿Qué dicen los datos existentes? ¿Para qué sirve hacer
estas cuentas?
El mito de la igualdad racial
El vacío de
información no es simple olvido o negligencia. Más bien, es resultado de
la arraigada creencia de que en Colombia no hay distinciones raciales.
Según esta opinión generalizada, aquí todos nos mezclamos con todos en
una amalgama feliz, en un país sin racismo ni discriminación.
El problema es
que las escasas cifras disponibles, los casos judiciales y los
testimonios de personas y comunidades negras alrededor de Colombia
muestran una realidad muy distinta. Como se verá en los siguientes
informes del ODR y El Espectador, los afrocolombianos son la población
más golpeada por el desplazamiento forzado. Pasan más hambre y son más
pobres que los mestizos. Sus niños mueren a una tasa más alta y sus
viejos son menos viejos porque la esperanza de vida afro es menor que la
mestiza.
Ante esta
realidad, es claro que la negación de las diferencias raciales es parte
de un poderoso mito de la identidad colombiana. Como lo muestra el
historiador cartagenero Alfonso Múnera en su libro Fronteras imaginadas,
se trata del “viejo y exitoso mito de la nación mestiza, según el cual
Colombia ha sido siempre, desde finales del siglo XVIII, un país de
mestizos, cuya historia está exenta de conflictos y tensiones raciales”.
En el campo de
las cifras, el mito genera un círculo vicioso. “No tenemos datos sobre
la raza de nuestros empleados, porque eso violaría el derecho a la
igualdad”, respondían algunas entidades a nuestros derechos de petición.
Telepacífico negó la información con contundencia sociológica,
sentenciando que “el nuestro es un país multiétnico y donde las etnias
puras no existen”.
Ahí está el
redondo círculo. Como el mito del multiculturalismo igualitario niega de
plano las diferencias, no se recogen datos sobre ellas, lo que a la vez
impide probar que sí existen. Curiosa lógica la de un país que rehúsa
mirarse en el espejo.
Contra esta
sinrazón, la reciente tendencia internacional es recoger datos
étnico-raciales. A los países que ya lo hacían, como Brasil o Estados
Unidos, se suman ahora muchos latinoamericanos, como Argentina, Ecuador y
Panamá en sus censos de 2010.
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